Ubicado en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, el Museo del Templo Mayor es uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos del país. Este espacio no solo resguarda vestigios de la gran ciudad mexica de Tenochtitlan, sino que también revela la complejidad cultural, religiosa y política de una de las civilizaciones más influyentes de Mesoamérica. Visitarlo no es solo una experiencia turística, es un auténtico viaje en el tiempo que conecta el presente con el pasado prehispánico.
El Templo Mayor: El centro del universo mexica
Para los mexicas, el Templo Mayor era el punto donde convergían el cielo y la tierra. Este templo dual estaba dedicado a dos deidades principales: Huitzilopochtli, dios de la guerra y el sol, y Tláloc, dios de la lluvia y la agricultura. Su construcción reflejaba la cosmovisión mexica, con una orientación precisa hacia los puntos cardinales y un simbolismo que integraba elementos religiosos, agrícolas y guerreros.

La estructura principal fue edificada en siete etapas, superponiéndose una sobre otra. Esto significa que debajo del templo visible existían construcciones más antiguas, lo cual ha permitido a los arqueólogos rastrear el crecimiento y evolución de la capital mexica. El templo alcanzó su forma más imponente en el siglo XV, poco antes de la llegada de los españoles. Era una pirámide de más de 45 metros de altura con dos escalinatas y dos templos en su cima.
Los rituales realizados en este templo eran de enorme importancia. Se llevaban a cabo ceremonias religiosas que incluían sacrificios humanos, especialmente durante el festival de Tlacaxipehualiztli, una de las celebraciones más sangrientas en honor a Huitzilopochtli.
El redescubrimiento del Templo Mayor
Durante siglos, el Templo Mayor permaneció oculto bajo las construcciones coloniales del Centro Histórico. No fue hasta 1978, cuando trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza encontraron por accidente el monolito de Coyolxauhqui, que se dio paso a un nuevo capítulo en la arqueología mexicana. El hallazgo ocurrió en la intersección de las calles Guatemala y Argentina.

La piedra de Coyolxauhqui, de más de 3 metros de diámetro, representa a la diosa lunar desmembrada, hermana de Huitzilopochtli. Según la mitología mexica, ella fue decapitada por su hermano tras intentar matarlo al nacer. Esta escultura funeraria era colocada al pie del templo para simbolizar la victoria del sol sobre la luna.
A raíz de este descubrimiento, el gobierno mexicano lanzó el Proyecto Templo Mayor, una serie de excavaciones que permitieron recuperar más de 7,000 objetos y revelar importantes estructuras. Se removieron edificios coloniales que cubrían la zona y se delimitó el espacio actual de visita.
Fundación del Museo del Templo Mayor
El Museo del Templo Mayor fue inaugurado en 1987 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el objetivo de albergar, conservar y exhibir los hallazgos arqueológicos encontrados en las excavaciones. Se ubica justo al lado de las ruinas, integrando la experiencia visual de la zona arqueológica con la comprensión museográfica de los objetos.
Su diseño arquitectónico busca respetar el entorno colonial que lo rodea, evitando imponerse. Además, permite una circulación fluida que complementa el recorrido exterior con la narrativa histórica y cultural de las salas internas.
Recorrido por las salas del museo
El museo está dividido en ocho salas temáticas, cada una enfocada en una dimensión distinta de la vida mexica:
- La visión del mundo
Aquí se explica la cosmovisión mexica, con maquetas, códices, esculturas y modelos del universo dividido en trece cielos y nueve inframundos. - Las actividades económicas
Se muestran restos de semillas, herramientas agrícolas y evidencias del comercio, como cascabeles de cobre y semillas de cacao. - La vida cotidiana
Utensilios domésticos, vasijas, peines, juguetes y figurillas muestran la importancia del hogar, la familia y la educación. - La vida política
Inscripciones sobre tlatoanis, objetos ceremoniales usados por la nobleza y una cronología de la expansión militar del imperio mexica. - La guerra
Armas, escudos, estandartes y esculturas de guerreros águila y jaguar, reflejando la importancia de la guerra para capturar prisioneros destinados a sacrificios. - La religión
Contiene braseros, urnas, cuchillos de sacrificio y esculturas de deidades como Xipe Tótec y Chicomecóatl. - Los rituales funerarios
Entierros, cráneos tallados, collares de jade y tumbas de élites mexicas están presentes. - Coyolxauhqui
Sala exclusiva con explicaciones del mito y la piedra original iluminada.
Las ofrendas sagradas del Templo Mayor
Uno de los descubrimientos más reveladores han sido las más de 200 ofrendas ceremoniales colocadas durante ceremonias religiosas. Estas incluyen:
- Animales como jaguares, serpientes y aves.
- Figurillas de deidades.
- Objetos de jade, oro y turquesa.
- Fragmentos de coral y conchas marinas.
- Esculturas olmecas y teotihuacanas.
Estas ofrendas reflejan la complejidad simbólica de los rituales mexicas y su esfuerzo por conectar con las fuerzas del universo.
Religión mexica y su vínculo con el Templo Mayor
La religión mexica no era simplemente una práctica espiritual, sino el eje que articulaba toda la vida social, política y económica de Tenochtitlan. El Templo Mayor funcionaba como un altar cósmico que conectaba a los dioses con los hombres, y donde se llevaban a cabo las ceremonias más importantes del calendario ritual.
Los mexicas tenían un panteón de más de 100 dioses, cada uno con funciones específicas relacionadas con la guerra, la fertilidad, la lluvia, la muerte, el maíz, el fuego, la noche y el sol. Muchos de estos dioses eran venerados en templos específicos dentro del recinto sagrado, pero era el Huey Teocalli (Templo Mayor) el lugar central de la vida religiosa, por ser el espacio donde habitaban simbólicamente Huitzilopochtli y Tláloc.

Los rituales incluían cantos, danzas, ayuno, quema de copal, derramamiento de sangre mediante autosacrificios y, en ocasiones especiales, sacrificios humanos. Estos sacrificios no eran vistos como actos crueles, sino como ofrendas necesarias para mantener el equilibrio del universo. Los corazones ofrecidos alimentaban al sol y mantenían el orden cósmico.
El Museo del Templo Mayor permite observar instrumentos rituales como cuchillos de obsidiana, incensarios, estatuillas votivas y representaciones de sacerdotes con cuchillos saliendo del pecho, lo que refleja la visión de la muerte como tránsito y renovación.
El Templo Mayor en las crónicas coloniales
Aunque el templo fue destruido por los conquistadores españoles en 1521, su importancia quedó registrada en diversos escritos del siglo XVI. Bernal Díaz del Castillo, soldado de Hernán Cortés, describió en su crónica Historia verdadera de la conquista de la Nueva España cómo los españoles quedaron impresionados por la magnitud y solemnidad del recinto sagrado de Tenochtitlan.
Díaz del Castillo relató que el Templo Mayor tenía escaleras empinadas, altares cubiertos de sangre seca y que, desde la cima, se podía ver toda la ciudad rodeada de lagos. Fray Bernardino de Sahagún, por su parte, escribió en el Códice Florentino sobre las prácticas religiosas, los sacrificios y el simbolismo de los dioses adorados en el templo.
Estos documentos, junto con los códices indígenas como el Códice Mendoza o el Códice Borbónico, han permitido reconstruir en parte la función y el simbolismo del Templo Mayor, aportando una base histórica para la museografía contemporánea.
Nuevas investigaciones y hallazgos recientes
El Templo Mayor sigue ofreciendo nuevos descubrimientos a los arqueólogos. En los últimos años, se han encontrado ofrendas inéditas, como:
- Un jaguar con un disco solar sobre la espalda, posiblemente vinculado al dios Tezcatlipoca.
- Restos de niños sacrificados, una práctica que, según los mexicas, aseguraba lluvias abundantes.
- Más de 180 cuchillos de obsidiana cuidadosamente alineados, interpretados como herramientas rituales.
Estas investigaciones han sido lideradas por el Proyecto Templo Mayor, bajo la dirección de expertos del INAH. Gracias a la tecnología actual, como el escaneo láser y la arqueología subterránea, se ha revelado la existencia de túneles y cámaras ocultas bajo el recinto sagrado.
Además, se han identificado rastros de pigmentos en esculturas, lo que confirma que muchas piezas estaban originalmente decoradas con pintura en colores vivos como rojo, azul y amarillo. Esto rompe con la idea de que el arte mexica era solo en piedra gris, y revela un mundo visual dinámico, lleno de simbolismo cromático.
El museo en la actualidad: patrimonio vivo
Más allá de su función como sitio arqueológico y espacio de exhibición, el Museo del Templo Mayor se ha convertido en un símbolo de identidad nacional. Año tras año, recibe a visitantes de todo el mundo, pero también es visitado por comunidades indígenas que ven en él un legado que sigue vigente.

Cada 2 de noviembre, Día de Muertos, se realizan ofrendas simbólicas en la entrada del museo. También se organizan eventos culturales, conferencias, presentaciones editoriales y exposiciones artísticas inspiradas en el mundo mexica.
El museo cuenta con un laboratorio de conservación, un centro de documentación, una tienda especializada y un programa de voluntariado. Esto lo convierte en un espacio activo, que trasciende la mera contemplación para convertirse en un centro de reflexión y aprendizaje constante.
Cómo llegar y consejos para tu visita
Dirección: Calle Seminario 8, Centro Histórico, CDMX.
Metro más cercano: Zócalo (Línea 2).
Horario: Martes a domingo, 9:00 a 17:00 h.
Costo: $95 MXN. Entrada gratuita los domingos para mexicanos.
Recomendaciones:
- Usa ropa cómoda.
- Lleva sombrero o gorra.
- Consulta actividades especiales.
- Considera una visita nocturna.
Preguntas Frecuentes (FAQs)
¿Dónde se encuentra el Museo del Templo Mayor?
En el Centro Histórico de la Ciudad de México, justo detrás de la Catedral Metropolitana, cerca del Zócalo.
¿Qué días está abierto?
De martes a domingo, de 9:00 a 17:00 h. Cierra los lunes.
¿Cuánto cuesta la entrada?
$95 MXN. Gratuita los domingos para mexicanos y residentes permanentes.
¿Qué piezas no me debo perder?
La Piedra de Coyolxauhqui, la escultura de Coatlicue, el Tzompantli, los cuchillos rituales y las ofrendas con animales.
¿Se permite tomar fotografías?
Sí, sin flash. En algunas salas puede haber restricciones temporales por conservación.
¿El museo es accesible para personas con discapacidad?
Sí. Cuenta con rampas, elevadores y señalización adecuada.
¿Hay visitas guiadas?
Sí. Puedes contratarlas en taquilla o consultar horarios especiales para grupos escolares.
¿Puedo entrar con mochila o alimentos?
No. Hay casilleros disponibles. No se permite el ingreso con bebidas o alimentos por razones de conservación.
Un templo que aún vive en la memoria
El Museo del Templo Mayor no es solo un recinto arqueológico; es un símbolo de la resistencia, la identidad y la sabiduría ancestral del pueblo mexica. Visitarlo es contemplar la complejidad de una civilización que, pese a ser conquistada, dejó una huella imborrable en el corazón de México.
Cada piedra, cada escultura y cada ofrenda encontrada cuentan historias de un pueblo que entendía su mundo de manera profunda. El museo nos invita a recordar que el pasado no está muerto: vive en cada tradición, en cada palabra náhuatl que usamos sin saberlo, y en cada paso que damos por el centro de la ciudad sin imaginar todo lo que yace debajo.
Conocer el museo del Templo Mayor es, sin duda, conocer una parte fundamental de lo que somos como país. Es también una invitación a valorar el conocimiento ancestral, a entender que la historia de México no comenzó con la conquista, sino que se remonta a civilizaciones que construyeron imperios, observaron las estrellas y entendieron la vida desde una perspectiva cósmica.